domingo, 5 de abril de 2015

Ritmos y colores


El flamante disco de Robben Ford es otro claro ejemplo de su apertura estilística. Su música por lo general es catalogada como blues moderno, aunque eso es un encasillamiento que no hace honor a la verdad. Porque el blues moderno es apenas una de las formas que Ford suele interpretar. Sus canciones y sus solos tienen fluidos elementos del southern soul, del jazz y del funky, y en este álbum eso queda aún más de manifiesto con una impronta muy contemporánea. Según la reseña de Stephen Thomas Erlewine, publicada en Allmusic.com, el nombre del disco, Into the sun, sugiere “apertura y brillo”.

Por tratarse de su tercer trabajo consecutivo para el sello Provogue, podría considerarse como parte de una trilogía -los otros dos son Bringing it back home de 2013 y A day in Nashville de 2014-, pero cada uno de estos discos tiene su particularidad. El primero tuvo cierta afinidad con el sonido de Nueva Orleans. El segundo tuvo más un espíritu de prolija zapada y se grabó en apenas un día. Este, en cambio, tiene una libertad interpretativa más amplia y Ford acude a unos cuantos amigos que aportan un plus especial a las canciones.

Keb’ Mo’ y Robert Randolph se suman en Justified, un blues animado y electroacústico con un poderoso sonido de cuerdas y una exquisita combinación de voces que se complementan con un coro femenino con mucho soul. La joven cantante ZZ Ward le da un toque de R&B a la híper producida Breath of me, tal vez el tema pensado para que suene en las radios FM, aunque Ford introduce unos solos y arreglos que la dan a la canción un cariz más jazzero. En High heels and throwing things, la guitarra de Warren Haynes entrelaza unas notas muy coloridas con la de Ford, con el ondulante ritmo del hammond de Jim Cox como sostén. Sonny Landreth desliza el slide con gran maestría en So long 4 U, mientras que el texano Tyler Bryant no se achica ante su ídolo y estampa unos punteos picantes en Stone cold heaven.

El resto de los temas también fueron compuestos por Ford y se destacan la taciturna Rose of Sharon y Rainbow cover, que bien podría pasar por una composición de John Fogerty. “El álbum tiene una vibra positiva. Tiene un montón de ritmos y colores distintos, y los instrumentos los usamos de manera diferente a discos anteriores. Me pone muy contento haber logrado algo tan diverso”, dijo el músico en la entrevista del video promocional.

Seguramente en agosto tendremos la oportunidad de escuchar algunas de estas canciones en la quinta visita del guitarrista a la Argentina, un talentoso que convoca por igual a amantes del jazz, del blues y de la música en general.


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