martes, 3 de noviembre de 2015

Highlander


Hace casi 30 años, Christopher Lambert encarnó el papel de Connor MacLeod en Highlander. La película, todo un suceso en aquella época, contaba la historia de un grupo de inmortales que tenían que enfrentarse entre sí hasta que quedara uno solo. Por entonces, John Mayall ya llevaba un cuarto de siglo como paladín del blues inglés y hasta ya había venido a la Argentina. Hoy, a punto de cumplir 82 años, sigue tan activo como siempre. Su voz suena con mucha vitalidad y sus canciones tienen una energía descomunal. Todo eso queda patente en su flamante disco, Find a way to care. Así que hablemos de inmortalidad…

Se sabe que, entre otros tantos pergaminos musicales, a Mayall se lo reconoce como un gran cazatalentos de guitarristas. Por sus filas pasaron Eric Clapton, Peter Green, Mick Taylor, Coco Montoya, Walter Trout y Buddy Whittington. Desde hace seis años, la formación de los Bluesbreakers tiene al texano Rocky Athas en las seis cuerdas y, la verdad, el tipo no desentona para nada con los monstruos que lo precedieron. La rítmica, de la mano de Greg Rzab en bajo y Jay Davenport en batería, tiene una solidez impresionante. El inmortal, sin dudas, está muy bien custodiado.

El álbum, grabado en siete sesiones entre febrero y marzo de este año, y editado por el sello Forty Below Records, tiene doce temas entre los que Mayall combina algunas composiciones propias como Ain’t no guarantees, Ropes & chains, Long summer days, Crazy lady y el tema que da nombre al álbum, con algunos clásicos del blues como I feel so bad (Lightinin’ Hopkins), Long distance call (Muddy Waters), River’s invitation (Percy Mayfield) y Driftin’ blues (Charles Brown). Pero además interpreta una versión de War the wage, del joven guitarrista de Manchester Matt Schofield. Un guiño a la nueva generación, una apuesta al futuro.

Más allá de un repertorio exquisito, sostenido por la firmeza y el talento de la banda, lo mejor está en todo lo que Mayall deja. Porque además de su canto sublime –esa voz nasal tan particular que nos acompaña desde que empezamos a escuchar blues- el tipo toca la guitarra, el piano, el hammond, el wurlitzer, la armónica y el clavinete.

Este viejo lobo de Macclesfield, en el centro de Inglaterra, radicado desde hace años en Los Ángeles, California, ya lleva varias vidas tocando blues. Y parece que no va a parar nunca porque, en definitiva, es el último inmortal.

2 comentarios:

Oscar Castro dijo...

Como siempre, gracias por las novedades, Martin! Escuché Feel so bad.

Anónimo dijo...

Es para descubrirse la calidad que todavía tiene Mayall.